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Grandes empresas colombianas que empezaron desde abajo (parte 1)

Grandes empresas colombianas que empezaron desde abajo

La historia de empresarios colombianos que se rompieron la cabeza e iniciaron desde cero y hoy lideran algunas de las marcas más destacadas del país, es una muestra de perseverancia y esfuerzo. Estas personas, con su dedicación y habilidades, han logrado construir empresas exitosas que son reconocidas en Colombia y en el extranjero. En Movimiento CLIC te las presentamos, para que te inspiren y lleves tus ideas al siguiente nivel. ¡Nada es imposible!

Ramo: una empresa presente en ocho países, es reconocida por su amplia gama de más de 60 productos. La historia de la compañía se remonta a 1950, cuando su fundador, Rafael Molano, trabajaba en Bavaria y vendía el ponqué que su esposa, Ana Luisa Camacho, horneaba con la receta de su suegra a sus compañeros de trabajo. Con el tiempo, Molano vio el potencial del negocio y decidió ofrecerlo en tiendas, lo que resultó en un gran éxito. En 1964, Molano obtuvo un crédito bancario para iniciar la producción industrial de su producto.

En ese momento, la empresa solo contaba con el Ponqué Ramo Tradicional y la línea Gala. Sin embargo, en 1969, se construyó la planta de producción en el municipio de Mosquera, y tres años después, en 1972, se lanzaron otros productos icónicos como Achiras, galletas Colaciones y el Chocoramo, que hoy en día sigue siendo líder en ventas. A lo largo de estos años, la compañía ha continuado innovando: en 1975, se implementaron los triciclos Ramo, que permitieron llegar cada vez más a las familias colombianas. Según Bernardo Serna, presidente de Productos Ramo, la empresa sigue comprometida con la innovación y la satisfacción de sus clientes.

Mario Hernández nació en el municipio de Capitanejo, Santander en 1941, pero tuvo que huir de la violencia con su familia y se trasladó a Bogotá en 1947. A los 14 años, después de la muerte de su padre, comenzó a trabajar para ayudar a su madre, desempeñando tareas de mensajería y mandados. Con el tiempo, empezó a arreglar vitrinas y a vender mercancía, además de establecer una oficina de finca raíz.

En la década de los setenta, Hernández adquirió un negocio de chaquetas de cuero de un amigo, que originalmente se llamaba Marroquinería. Luego, en un viaje a Madrid, aprendió sobre la moda en el mundo y la importancia de las estaciones, los colores, la calidad y el nombre en la industria. Así que decidió cambiar el nombre de su negocio a Mario Hernández cuando regresó a Colombia.

Actualmente, la empresa de Hernández cuenta con 2.000 empleados en todo el mundo y tiene como objetivo competir con marcas europeas. Después de 50 años en el negocio, Hernández cree que no hay fracasos, solo experiencias, y que todos deben aprender a gatear, caer, llorar y levantarse de nuevo. Él ve esta lección como una enseñanza valiosa de la vida.

Frisby: Alfredo Hoyos, pereirano, el fundador de Frisby, empezó su carrera a los 17 años en la granja de su padre y siempre anhelaba seguir los pasos de otros empresarios latinoamericanos destacados, enfocándose en aprender todo lo relacionado con la industria avícola.

Después de terminar su bachillerato en Estados Unidos y dominar el inglés, trabajó en una empresa avícola y fundó IMPAVICOL a la temprana edad de 18 años. Más tarde, estableció las empresas Pimpollo y Frisby. Aunque Frisby comenzó como una pizzería, tuvo éxito al ser el primer negocio en el país en ofrecer pollo empanado.

Totto: Yonatan Bursztyn, el fundador de Totto y oriundo de Bogotá, es hijo de inmigrantes judíos que llegaron a Colombia en circunstancias difíciles, sin hablar español y con pocos recursos económicos. Después de colaborar con sus hermanos en diversas empresas, decidió adquirir una compañía de productos de cuero en bancarrota.

Con valentía y determinación, empezó a fabricar maletas y presentó su marca en la feria internacional de Bogotá, utilizando un stand facilitado por su hermano. Gracias a su éxito en ventas, Yonatan Bursztyn se ha convertido en uno de los empresarios más destacados de Colombia en la actualidad.

Vogue: María Cortés de Chaves, oriunda de Barranquilla, se destacó como fundadora de la empresa Jolie de Vogue. A pesar de haber trabajado como secretaria en el sector de cosméticos por varios años, decidió retirarse y emprender junto a su esposo Roberto Chaves en la distribución de medicamentos en el centro de Bogotá, convirtiéndose en uno de los muchos empresarios colombianos.

Posteriormente incursionaron en la producción de esmaltes para almacenes Ley y Tía, hasta que finalmente, desde el garaje de una antigua casa, desarrollaron los esmaltes Vogue. Gracias a diversas mejoras en su calidad, estos productos lograron un alto reconocimiento a nivel nacional. María Cortés de Chaves, madre de siete hijos, demostró su talento emprendedor y su capacidad de innovación en el sector cosmético.

Ellos son emprendedores que se rompieron la cabeza y crearon desde cero grandes ideas. Ahora es tu turno, te esperamos el próximo 19 y 20 de octubre de 2023 en Movimiento CLIC. Una plataforma que te convertirá en el próximo empresario colombiano.

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